Atrás quedan los tiempos en los que el papel de la parte de sistemas informáticos y tecnología en una empresa se limitaba a un par de llamadas de emergencia si no encendía un ordenador. El impulso digital de los últimos años ha promocionado a este departamento, que hoy en día es uno de los principales dentro de cualquier compañía u organización. Ya no se encargan (únicamente) de desfacer entuertos: son parte del núcleo corporativo, ayudan a definir la estrategia y tienen voz propia en el comité de dirección.
En este contexto, la persona a cargo de este equipo ha visto cambiar su conexión con la cúpula directiva de la organización. El o la CIO trata de igual al resto de la junta y reporta directamente a su CEO, en una relación que ha evolucionado al paso al que lo hacía su rol.
Un cambio fruto de su época
Para entender cómo ha cambiado la posición de CIO en una organización, primero hay que hablar de su evolución. Un estudio de la consultora Deloitte de 2018 analiza cómo ha pasado de ser, en los 80 del siglo XX, desarrollador tecnológico, al arquitecto de la tecnología que es en los 2010. Con el cambio de milenio se produce el reconocimiento como miembro de pleno derecho de la junta directiva: según un estudio de Harvey Nash y KPMG, en 2005 un 38% de CIO se sentaban en las juntas directivas de sus empresas, mientras que en 2017 el porcentaje había subido al 62%.
“Para mí, ha evolucionado mucho”, desarrolla Íñigo Fernández, director de Technology by PageGroup. “Pero ya no tanto la relación, sino la importancia del equipo tecnológico dentro de un comité de dirección”. Fernández explica que, antes, la parte de TI estaba representada en la junta directiva por COO o CFO, a quienes reportaba su responsable. Desde hace 15 años esto cambia y, en los últimos años, se potencia de la mano de los procesos de transformación digital. Los CIO “son el eje vertebral de ese cambio, con lo cual cogen más importancia y tienen que tener mucha más relación con el CEO”. El equipo tech ha tomado conciencia que no es únicamente soporte, sino estrategia, mientras que el resto de la organización ve al líder de TI como educador o evangelizador. “El cambio viene por dos lados. Una, porque el CIO ha evolucionado y quiere estar en la estrategia”, incide. “Y la propia compañía lo necesita; si no está, nadie va a entender qué estamos haciendo ahora, por ejemplo, con la inteligencia artificial”.
Esta evolución aplica en cualquier ámbito, como confirman las palabras de Yolima Cossio, CIO del Hospital Vall d’Hebron. “Definitivamente, en salud estamos viendo un cambio enorme”, asegura. “Mi caso lo refleja bien: soy directora de sistemas, pero mi formación es la de una médica especialista con experiencia en datos, lo que no hubiera sido común hace unos años”. Para Cossio, esto implica que “los hospitales están empezando a comprender que quien lidera las TIC debe entender el core del negocio”. La profesional coincide en esa evolución de soporte a estrategia. “No se trata solo de que todo funcione, sino de usar la tecnología y los datos para mejorar la calidad asistencial, hacerla más eficiente y más centrada en el paciente”.
Onam Pereyra, global head of IT de Unode50, coincide en esa visión más estratégica. “Se espera que no solo comprendan la tecnología, sino que también puedan traducir esa comprensión en oportunidades de negocio”, profundiza. “La digitalización ha hecho que nuestra voz sea esencial en la mesa directiva, no solo para hablar de tecnología, sino para contribuir a la visión general de la empresa. Esto nos permite ser agentes de cambio, impulsando la innovación y asegurando que la tecnología esté alineada con los objetivos de la organización”.
Estrechando lazos CIO-CEO
Esta evolución impacta en la relación del líder de TI con otros cargos directivos, que ahora son sus iguales, y con quien sigue siendo su superior: el CEO. Para Pereyra, la relación entre ambos ha evolucionado hacia la colaboración y confianza. “Ya no se basa en la recepción de directrices por parte del CEO, el CIO se involucra en la formulación de estrategias y en la identificación de áreas donde la tecnología puede aportar valor” para, así, “mejorar la competitividad y la experiencia del cliente. La clave es tener una visión compartida y asegurarnos de que la tecnología esté integrada en cada aspecto de la planificación estratégica”. En esta línea apunta el informe State of the CIO 2024, que refleja cómo un 79% de CIO asegura tener una fuerte relación educacional con sus CEO, debida a la necesidad de profundizar en las nuevas tecnologías que están definiendo el panorama en TI empresarial.
“Cada vez más, se apuesta por consolidar el área de sistemas como una dirección estratégica dentro del hospital”, explica Cossio. La CIO del Vall d’Hebron extrapola su experiencia. “Creo que esto no es solo una tendencia local. En el sector de la salud, estoy viendo que los responsables de TIC que antes ocupaban cargos intermedios, cada vez más asumen roles directivos y se incorporan a los comités de dirección. Se reconoce que, para poder transformar realmente la atención sanitaria, el liderazgo de las TIC tiene que estar presente en las decisiones estratégicas desde el inicio”.
Fernández aporta una de las claves para esta relación, desde la perspectiva del CIO. “Es importante que cambien su mentalidad de ser personas que están esperando qué necesidades tiene la compañía a proponer qué cambios tendría que dar para evolucionar tecnológicamente. Pensar en cómo participar de esa estrategia con soluciones”. En esta línea, comenta que cada vez se ve más el paso de CIO a CEO, lo que da la medida de la relevancia que ha tomado esta figura, aunque ni es algo aún habitual, ni siempre la persona al cargo de TI va a querer asumir el rol superior.
“La comunicación abierta es fundamental”, sintetiza Pereyra, quien defiende un “diálogo constante” que ayude a “alinear expectativas y a abordar preocupaciones”. Profundiza en este aspecto: “Vivimos bombardeados por tecnicismos y tecnologías que siempre llegan con la promesa de revolucionar todos los sectores, y es nuestra responsabilidad racionalizar toda esa información, y dar visibilidad a la empresa y sus áreas de negocio de cuál es la realidad de lo que esas soluciones pueden aportar, y concretamente, en lo aplicable a la empresa”.
A la relevancia de la comunicación, Cossio añade la paciencia y la planificación a largo plazo, cuando se trata de proyectos de transformación digital. “Hay que tener una hoja de ruta clara, con objetivos a corto, medio y largo plazo, y ser conscientes de que habrá momentos en que los avances no serán tan rápidos como se desea”. Pereyra suma la importancia de mantener un enfoque centrado en cliente, donde “alinear nuestros esfuerzos con sus necesidades”, y la flexibilidad. “Las circunstancias cambian rápidamente, y estar dispuesto a adaptarse es fundamental para mantenerse relevante”.
Cossio concluye poniendo en el foco otra de las claves: “El reconocimiento de que esto no es solo un cambio tecnológico, sino cultural”. Aquí es esencial la flexibilidad de la que habla Pereyra, un enfoque que “no solo ayuda a gestionar la tecnología, sino que también impulsa el crecimiento y la innovación en toda la organización”. En esta adopción de una nueva forma de trabajar, impulsada por las herramientas digitales, el papel del CIO es clave y, como tal, la relación con el CEO debe estar a la altura de estas circunstancias cambiantes.
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