La computación en la nube ha transformado de manera significativa la forma en que las empresas gestionan sus sistemas de TI gracias a la escalabilidad y flexibilidad que obtienen, junto con el acceso a soluciones tecnológicas de vanguardia. No obstante, cada vez es mayor el número de empresas insatisfechas debido al aumento de los costes de los servicios en la nube, junto con el mayor uso de los recursos de la nube.
Gran parte de este escenario se puede atribuir a expectativas poco o nada realistas o a que los clientes no implementan la tecnología correctamente. Muchas empresas carecen de los recursos necesarios o no acaban de comprender las manera de optimizar los recursos en la nube. El resultado es miles de aplicaciones y conjuntos de datos migrados a la nube que ahora consumen recursos excesivos, lo que supone un enorme desperdicio de dinero.
Hay otro factor que suman a estos anteriores, y es cómo fijan los proveedores los precios de sus servicios. Aún así, las empresas también deberían reconocer su propia mala gestión en lo que a la nube respecta. Y es que, si se quiere prosperar en este entorno actual dominado por la tecnología y la inteligencia artificial (IA), deben empezar a tomar medidas proactivas.
Factores que impulsan el aumento de los gastos en la nube
Hay una razón simple de por qué crecen los gastos asociados de los servicios en la nubes: los principales proveedores de servicios no paran de incrementar sus precios. Si bien la competencia entre ellos ayuda a mantener estables los precios hasta cierto punto, las empresas ahora se enfrentan a la inflación, la introducción de nuevos servicios premium y la complejidad de los modelos de precios, a menudo envueltos en el misterio. Todos estos factores complican la gestión de los costes.
Mientras tanto, muchas empresas siguen utilizando patrones de uso poco o nada eficientes. El enfoque habitual para la adopción consiste en migrar los sistemas existentes a la nube sin modificar ni mejorar sus funciones para los entornos en la nube. Un atajo que suele resultar en una asignación ineficiente de los recursos y gastos innecesarios. Un análisis reciente reveló que sólo se utiliza el 13% de las CPU y el 20% de la memoria en las implementaciones de Kubernetes. En ocasiones, las estrategias multicloud pueden dar lugar a un aumento de los costes y a ineficiencias en la gestión de las empresas, a pesar de su objetivo de reducir la dependencia de los proveedores.
Lo que más se promete a las empresas, que es el ahorro de costes y la facilidad operativa, a menudo no se hace realidad, lo que da como resultado una gran decepción y más cargar financiera para las empresas.
Las empresas son responsables
Lo que se suele hacer en estos casos es culpar a los proveedores de la nube por el aumento de los costes. Sin embargo, las empresas tienen capacidad para gestionar sus gastos en la nube de forma más eficaz, y muchas de ellas no suelen implementar estrategias de ahorro de costes ni tampoco supervisan de forma proactiva el uso de sus recursos. ¿Por qué?
La mayoría de las empresas actuales carece de un enfoque práctico para la gestión de la nube. Adoptan servicios en la nube sin tener objetivos claros ni considerar cómo maximizar el uso de los recursos de forma eficaz. También carecen de una estrategia y pasan por alto iniciativas estratégicas como la optimización de las cargas de trabajo y la aplicación de la gobernanza, que son fundamentales para un uso rentable de la nube.
De ahí que no sean pocas las empresas que están considerando establecer tareas de IA y aprendizaje automático. Algunas previsiones esperan que estas tareas representen la mitad de los recursos de computación en la nube en 2029. La IA y el aprendizaje automático requieren recursos considerables que pueden ser incluso más costosos de no haber de por medio una gestión cuidadosamente planificada ni tampoco estrategias de eficiencia. Que las organizaciones aplacen el debate sobre los costes hasta que estos sistemas estén operativos les dejará en una posición vulnerable y sin opciones de ajuste sobre la marcha.
Por eso tienen que gestionar sus gastos en la nube de forma proactiva tomando el control mediante el desarrollo y la implementación de estrategias basadas en objetivos prácticos y una planificación con visión de futuro. Para eso, es necesario seguir estos pasos:
Lo primero: antes de adoptar la tecnología en la nube por sus ventajas, las empresas deben desarrollar un plan bien definido que detalle los fundamentos, objetivos y el enfoque del uso de los servicios en la nube. Deben identificar qué tareas son adecuadas para la implementación en la nube y cuáles no, y evaluar si una configuración de nube pública, privada o híbrida se ajusta a sus objetivos empresariales y presupuestarios.
En segundo lugar, antes de transferir los datos, han de asegurarse de optimizar sus tareas para mejorar la eficiencia y el rendimiento. Consejo: deben resistir la tentación de trasladar los sistemas existentes a la nube tal y como están; y tomarse un momento para evaluar las cargas de trabajo y realizar ajustes para mejorar el rendimiento. Esto suele implicar reevaluar la estructura de sus aplicaciones, optimizar el uso de los recursos y eliminar cualquier redundancia.
En tercer lugar, la gestión eficaz de los gastos en la nube depende de la implementación de prácticas de gobernanza sólidas. Para eso, hay que desarrollar directrices que describan los procedimientos y protocolos para el aprovisionamiento, la supervisión y la retirada de recursos; y establecer marcos de gobernanza adecuados para respaldar el seguimiento de los costes y garantizar que el uso de los recursos se ajusta a las restricciones.
Perfeccionar la experiencia en ‘finops’ en la nube
Son muchas las empresas que carecen de las habilidades necesarias para evaluar y supervisar eficazmente sus cargas de trabajo en la nube. Si adoptan finops, una práctica de gestión financiera diseñada específicamente para entornos en la nube, pueden mejorar la supervisión de los costes, la asignación de recursos y la realización del valor global.
Los sistemas de IA tienen un coste, así que deben tener en cuenta desde el principio las cargas de trabajo de IA. Se prevé en el futuro un aumento de la demanda de tareas de IA y aprendizaje automático, por lo que conviene empezar a prepararse ahora. Establecer desde el principio normas y una gobernanza adaptadas a las tareas de IA puede ayudar a evitar que se superen los límites presupuestarios, lo que incluye definir los recursos informáticos necesarios y evaluar si la infraestructura actual puede satisfacer estos requisitos de manera eficiente y sin desperdicios.
En consecuencia, las empresas deben estar preparadas para su mejora continua, dada la constante evolución de los servicios en la nube. Lo esencial es supervisar la utilización de los recursos y los costes asociados para garantizar que todo se optimiza de forma eficaz a lo largo del tiempo. Para esto es recomendable utilizar herramientas y servicios que proporcionen información actualizada para evitar situaciones en las que se pague de más por la capacidad o no se aprovechen al máximo los recursos disponibles.
También se les recomienda recuperar la autoridad y la responsabilidad en el ámbito del aumento de los costes. Los proveedores de servicios en la nube, como Amazon Web Services, Microsoft Azure y Google Cloud, comparten parte de la responsabilidad. Sin embargo, las empresas no deben depender únicamente de ellos para gestionar los gastos. En lugar de eso, deben tratar de reducir los gastos innecesarios y evitar las decepciones habituales entre los usuarios de la nube.
En definitiva, las operaciones a la nube no son una tarea única, sino que requieren una optimización y unos ajustes continuos para mantenerse al día de avances tecnológicos, como la IA. Las empresas que reconocen esta realidad y responden de forma adecuada ahorrarán dinero y también se posicionarán para el éxito al adoptar la IA y otras tecnologías punteras que dependen de la computación en la nube.
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