Desde su irrupción, la inteligencia artificial (IA) se ha perfilado como una herramienta poderosa para transformar el sector industrial. En un contexto en el que se busca aumentar la productividad y la competitividad, un 67% de las empresas industriales ya utiliza la IA y la visión artificial para la fabricación de productos, más concretamente para la optimización de la producción. Así lo refleja el informe Ascendant de Minsait (Indra) que, bajo el título IA: radiografía de una revolución en marcha, analiza su grado de adopción en organizaciones privadas e instituciones públicas.
El estudio también revela que, además de la manufactura, seis de cada diez empresas industriales ya integran la IA para mejorar la calidad y la seguridad física de sus empleados mediante verificaciones digitales, test y reconocimiento de defectos por imagen. Según se desprende del pliego, otra de sus aplicaciones es la gestión de la cadena de suministro, donde la IA ya permite predecir bloqueos en la logística o gestionar inventarios en tiempo real. De hecho, algunas compañías ya están consiguiendo reducir sus costes de almacenamiento en hasta un 10%.
En este sentido, optimizar las operaciones y ahorrar costes es la principal motivación para usar la citada tecnología para el 68% de las compañías entrevistadas. Sin embargo, el uso de la IA no solo está teniendo un impacto profundo en los procesos de producción, sino también en la toma de decisiones estratégicas basadas en datos, fundamental para el 25% de las organizaciones. Así, la captura de datos masivos en tiempo real está permitiendo identificar tendencias y patrones, mejorando la capacidad de innovación y adaptabilidad del sector. Estos avances permiten reducir el margen de error y mejorar la calidad de los productos, lo que a su vez se traduce en una mayor satisfacción del cliente y una reducción de costes a lo largo de toda la cadena de suministro.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. A pesar del gran interés que despierta esta solución en el sector, existen barreras que será necesario superar para garantizar una adopción e integración adecuadas como, por ejemplo, la dificultad de identificar casos de uso que realmente generen un valor añadido, la falta de infraestructura tecnológica y la falta de visión de la alta dirección. Así lo evidencia el informe Ascendant, donde las organizaciones consultadas también subrayan la falta de habilidades y la inestabilidad regulatoria.
Gemelos digitales y copilotos
La creciente integración de la inteligencia artificial en las operaciones industriales es un hito importante en la adopción de tecnologías avanzadas, con la industria 4.0 posicionándose como la gran oportunidad para impulsar la eficiencia, la competitividad y la sostenibilidad. El sector, según las conclusiones del análisis de Minsait, se dirige hacia un futuro donde las empresas sigan invirtiendo en IA con base analítica y el desarrollo de copilotos que contribuyan a crear casos de uso propios y diferenciales para su negocio. En esta línea, tecnologías como el gemelo digital facilitarán las simulaciones y la monitorización de las operaciones, permitiendo una fabricación de productos mucho más precisa y la resolución de problemas cuando surgen defectos en estos procesos.
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