A medio camino entre la integración real y el hype, la inteligencia artificial domina la conversación cuando se trata de nuevas tendencias tecnológicas. La IA se cita en el estudio The Future of Jobs Report del World Economic Forum como la principal tendencia tecnológica, asociada a las herramientas de procesamiento de la información, que impactará en la transformación del negocio en los próximos cinco años. Cuando se habla del trabajo con estas herramientas, especialmente ahora que la IA generativa está acelerando su expansión, es frecuente citar las ventajas: se eliminarán los trabajos repetitivos, incrementará la productividad de la plantilla, ayudará a definir la estrategia. Según el reciente informe Business Leaders 2025, un 55% de líderes empresariales en España afirma que el uso de la IA en los equipos directivos está mejorando la toma de decisiones; la media global se sitúa en el 49%.
Un escenario dividido
En un entorno laboral en el que la salud mental está ganando una relevancia que hasta hace poco no tenían, la integración de IA se muestra como un arma de doble filo. Por un lado, con la contribución a aligerar las cargas de trabajo se espera que contribuya a mitigar el desgaste entre la plantilla: así lo apunta un estudio de Microsoft, según el que un 70% de participantes delegará tantas tareas como pueda para aligerar su trabajo, frente al 49% que muestra preocupación por que pueda reemplazarse a humanos por diferentes IA. De forma similar, una encuesta de la compañía de software de automatización UiPath cifra en un 58% las personas para las que la automatización puede ayudar a paliar el desgaste profesional (la palabra de moda en inglés es ‘burnout`) y mejorar su desempeño.

Pedro César Martínez (Icade).
“La misma ansiedad o miedo a perder los puestos de trabajo que aparece con la inteligencia artificial generativa también apareció en su época con internet”
Pedro César Martínez
Sin embargo, las herramientas de IA también tienen su reverso. La investigación Global Workforce of the Future revela cómo se acusa una mayor desgaste entre trabajadores que se sienten vulnerables a la IA: un 62% de participantes de este grupo dicen haber sufrido burnout en el último año, frente al 49% de media mundial. De cara al futuro, un 67% del grupo preocupado por la inteligencia artificial manifiestan sensibilidad a este desgaste, frente al 48% del conjunto. Una encuesta de la compañía de software Visier muestra claramente la incertidumbre frente al papel que jugarán las herramientas inteligentes entre la plantilla: mientras un 45% de participantes consideran que ampliarán su carga de trabajo y, por tanto, agravarán el desgaste, el 38% señalan en la dirección contraria, apuntando a su papel en la reducción de tareas para mitigar el desgaste profesional. Un informe de la plataforma para freelance Upwork sitúa en un 77% quienes indican que la IA ha disminuido su productividad y aumentado su carga de trabajo, por ejemplo, revisando o moderando el contenido generado por esta vía o porque ahora se le pide realizar más funciones. De acuerdo a la plataforma de experiencia de empleado Quantum Workplace, quienes emplean frecuentemente la IA muestran una tendencia ligeramente más elevada de sufrir desgaste laboral que quienes la utilizan menos.
El panorama se muestra, por tanto, polarizado, lo que apunta a varios factores de fondo. “La tecnología ya forma parte de nuestras vidas y es indisoluble al propio hecho de trabajar”, recuerda Pedro César Martínez Morán, director del Master Talent Manager de Advantere y profesor de RR.HH. de Comillas Icade. “La misma ansiedad o, por ejemplo, miedo a perder los puestos de trabajo que aparece con la inteligencia artificial generativa también apareció en su época con internet”.

Juanvi Martínez Barrera (Career).
“Hay un agotamiento general de las personas en las organizaciones vinculado a procesos de transformación”
Juanvi Martínez
En una línea similar se manifiesta Juanvi Martínez Barrera, socio de Mercer España y líder del negocio de Career: “Hay un agotamiento general de las personas en las organizaciones vinculado a procesos de transformación”, señala. Para Martínez Barrera, tras varios procesos de este tipo, el impacto de una nueva reformulación como es la integración de la IA “no ayuda a que ese agotamiento se reduzca”. Martínez Morán apunta otro factor en juego con la IA que no se daba antes y que puede funcionar como agravante: la deshumanización del trabajo por la interacción entre humano y máquina. Ambos expertos ponderan, sin embargo, la aportación positiva de herramientas inteligentes en el incremento de la productividad. “La clave —incide Martínez Barrera— es cómo comunico este impacto, cómo lo trabajo, cómo busco casos de uso que beneficien a los ocupantes de los puestos de trabajo y, de alguna forma, y esta es la idea fundamental, cómo revierto ese exceso de productividad en la persona”. Considera esto último esencial “porque de alguna forma, además, en un entorno de mercado donde el talento cada vez es más escaso, la mejora de la experiencia de las personas en las organizaciones y su capacidad para reciclarse da una ventaja competitiva y eso, al final, tiene un impacto financiero”.
Hablando sobre el impacto de la IA en puestos de trabajo, Jaime de La Hoz, jefe de proyecto de Forética, señala un factor diferencial. “Las últimas olas de automatización, y hablo desde la década de los setenta, han premiado siempre a los trabajadores de altas habilidades técnicas y cognitivas”, considera. Esto cambia con los últimos avances. “Ahora, con la inteligencia artificial generativa, son capaces de aprender por sí mismos o generar nuevo conocimiento experto por su cuenta”, lo que llevará a ver “cómo una ola tecnológica beneficiará tanto a los profesionales con altos niveles educativos como a los que carezcan de formación”. Por otra parte, “la mayoría de nuestra fuerza laboral va a tener que adaptarse a convivir y utilizar la IA en sus procesos, si es que no quiere quedarse atrás en esta revolución tecnológica”.
¿Y cómo impactará la popularización de la IA en términos de la salud mental de la plantilla? Para Myriam Blázquez, directora general de Experis, “es una preocupación creciente. Hay trabajadores que no se muestran receptivos a los cambios y si una revolución del calado de la IA no se gestiona adecuadamente, fundamentalmente a través de la formación, podemos ver casos de ansiedad tecnológica, es decir, la sensación de no estar al día o de no tener las competencias necesarias para adaptarse”, señala. “Por otro lado, también existe riesgo en que, en culturas demasiado orientadas a la eficiencia, se pierda el equilibrio y aumenten los niveles de estrés o desconexión emocional”. En relación al desgaste asociado a estas herramientas, Blázquez valora: “Este burnout es diferente de otros: no solo viene del exceso de trabajo, sino de la presión constante por aprender, adaptarse, y mantenerse competitivo frente a herramientas que están evolucionando a gran velocidad”, incide.

Jaime de La Hoz (Forética).
“La nueva ola tecnológica beneficiará tanto a los profesionales con altos niveles educativos como a los que carezcan de formación”
Jaime de la Hoz
Evitar el desgaste por IA
Para poder aprovechar los beneficios de las herramientas inteligentes y no contribuir a sobrecargar a la plantilla, desde la junta directiva debe realizarse una gestión pormenorizada de su despliegue. Blázquez apunta uno de los factores a tener en cuenta: “Los líderes debemos establecer límites claros, fomentar la formación sin agobiar y abrir espacios de conversación sobre cómo están viviendo las personas esta transición”, señala. “La tecnología debe ser una aliada, no una amenaza, y el rol del liderazgo será clave en ese equilibrio”, resume.
“Lo recomendado es que sean las empresas quienes den el primer paso. Deben actuar desde una perspectiva preventiva, humana y estructural”, añade De la Hoz. “Además de todos los componentes humanos, éticos y responsables, está en el interés económico de la empresa mantener una fuerza laboral alegre, segura y volcada en la misión de la misma”. Sobre el incremento en la productividad de la persona, destaca la importancia de “poner en valor sus esfuerzos, ya sea a través de un mayor retorno salarial u otras formas de compensación”. “Adoptar un enfoque proactivo frente al riesgo de burnout asociado al uso de la IA implica integrar la salud mental en el diseño, despliegue y gobernanza de estas tecnologías”, sintetiza.

Myriam Blázquez (Experis).
“Este ‘burnout‘ es diferente de otros: no solo viene del exceso de trabajo, sino de la presión constante por aprender, adaptarse, y mantenerse competitivo frente a herramientas que están evolucionando a gran velocidad”
Myriam Blázquez
“Cómo las personas adopten la tecnología de las organizaciones va a depender mucho de la narrativa que se establezca al respecto”, visualiza Martínez Barrera. “Lo primero que recomendaría es medir cuál es el nivel general de satisfacción de las personas en la organización y cuáles son las fuentes de insatisfacción para ver en qué medida la tecnología puede ser una de ellas”. A partir de aquí, se debe pasar a la acción, “acometer planes de contingencia para paliar esas áreas”. Una vía: grupos de trabajo, donde analizar los problemas y barreras con la tecnología. “A partir de aquí, usar esos KPI para poder cambiar mi estrategia. O para montarla, porque muchas veces lo que ocurre es que despliego la tecnología y me olvido de cómo conseguir que esa tecnología se adopte”. El contexto cultural tiene que ser adecuado, incide, en lo que hay un aspecto clave: “En qué medida el director de Recursos Humanos trabaja con el CIO de cara a ver cómo se despliega esa tecnología para que se adopte”.
Para Martínez Morán, “la tecnología nos ha traído un aprendizaje continuo, una actualización continua”. “La buena noticia es que va a servir para, digamos, que pueda yo vivir mejor. La mala es que me va a obligar actualizarme de manera constante”. En este contexto, la convivencia en las plantillas de cuatro o cinco generaciones distintas supone un elemento adicional con el que trabajar para establecer una estrategia de despliegue de la IA. Desde su experiencia, en los comités ejecutivos se tienen en cuenta estas diferencias. “Están tratando de establecer mecanismos que conecten, y hay estupendas iniciativas donde una generación está ayudando a otra”. Como consejo, resume: “Todo lo que sea comunicación, cercanía, sensibilidad, formación, explicación de lo que nos viene, suele ser bien acogido por las personas”: “Establecer mecanismos de sensibilización, de formación y, sobre todo, de cercanía, son fundamentales”.
Read More from This Article: Trabajadores quemados por la IA: ¿un nuevo problema para el CIO?
Source: News