Rondan las 10 de la mañana cuando sobre la tarima colocan una mesa con dos copas de vino. Un poco pronto para dar cuenta de ellas, pensarán, no sin acierto, los miles de espectadores que esperan a que hablen los ponentes. Estamos en Barcelona, en el marco del evento Sapphire 2024 del gigante alemán de ERP, SAP, y a escena sale, acompañada del ejecutivo de la firma Scott Russell, Elisabet Braza, responsable de proyectos SAP en González Byass, el grupo bodeguero casi bicentenario –nace en 1835 en Jerez– que está presente en España Chile, México, Reino Unido y Estados Unidos. Rápidamente puntualiza que las copas contienen un vino blanco 0,0 de la familia Vilarnau, para tranquilidad de los presentes. Aunque el motivo de la conversación, y del brindis, no es otro que la exitosa implantación de un software que ayuda a la compañía en sus obligaciones y compromisos con la sostenibilidad, Braza ejemplifica con este sin alcohol que la dilatada historia de González Byass está íntimamente ligada a la innovación.
Más tarde contará en entrevista con este medio, que ha asistido como invitado a las jornadas, que la idea de elaborar este producto parecía una locura cuando surgió. En aquella época, rememora, “si acaso, en el mercado solo había alguna marca de cerveza sin alcohol”. Ahora, años después de su buena acogida, detalla todo un abanico de originalidades que ha se han ido implementando, como el primer hotel dentro de una bodega, un restaurante, una línea de negocio en torno al enoturismo y hasta un festival de música, el Tío Pepe Festival, al que da nombre su gama de vinos más icónica.
Y como en pleno siglo XXI innovación es sinónimo de tecnología, la empresa trata de abrazar la transformación digital, un ejercicio de complejidad para toda la industria vinícola, que no es la más avezada en estas lides, según reconoce la directiva, pero que en González Byass encuentra un caso de éxito a exportar. Este no es otro que el motivo del brindis con el que se iniciaba el texto. De hecho, la compañía fue premiada durante el Sapphire de Orlando por la organización liderada por Christian Klein tras la acogida de la solución SAP Responsible Design and Production (DRP) que, con la ayuda de Minsait, y entre otras tareas, gestiona el impuesto de envases de plástico. “La sostenibilidad es un punto muy importante para esta familia, que cuenta con un programa específico desde hace 10 años con medidas relacionadas con la reducción de emisiones, el uso de energías renovables y el cuidado de la biodiversidad de los viñedos, incluso con proyectos de ayuda a los que están en proceso de desaparecer“, indica Braza. “Todo esto nos ha llevado, además, a buscar herramientas para cubrir la Ley del Impuesto al Plástico”.
Pero, la elección de SAP no solo viene por el requerimiento local, ya que, dice, “podríamos haber hecho un desarrollo a nuestra talla”, sino porque esto es algo que va a ir creciendo en otros países, donde se van a aplicar una serie de legislaciones relacionadas con materiales como el cartón o el vidrio. Así, González Byass se decantó por una aplicación transversal “que nos da visibilidad de todos nuestros materiales en las distintas regiones, así como de la calidad del dato y que “nos ayuda a seleccionar a los proveedores que son más sostenibles y a echar una mano a aquellos que no lo son tanto”. Es decir, el software influye en toda la cadena de suministro y no solo en la declaración impositiva.
Cumplir con la ley y con la responsabilidad corporativa
En 2021, la Unión Europea (UE) introdujo un impuesto sobre los envases de plástico. Y España marcó su propio conjunto de gravámenes en 2023, que afectan también a la quema y vertido de residuos, con el objetivo de que todos los envases del país sean reciclables en 2030. “Antes nos daba muchísimo trabajo hacer esta declaración anual. Ocupábamos exclusivamente a dos personas durante mes y medio rellenando hojas de datos con las tasas y los tipos y cantidades de los materiales”, afirma. Ahora, continúa, el dashboard de SAP aglutina las cantidades de plástico que se han utilizado por bodega y ciudad, aportando una visión global de todo el uso que se le da. En el futuro, decía, el punto de mira está en la declaración de ecovidrio, para la cual ya están trabajando junto a la tecnológica.
La bodega, expresa Braza, además de sustituir las cintas de plástico de los envases por papel, utiliza cierres de madera y corcho para las botellas y emplea alternativas más sostenibles, como el bioplástico fabricado a partir de cañas de azúcar. Todas estas disposiciones la han empujado a recuperar y reciclar el 99% de los residuos que genera. Quizás por tantas medidas, esta historia se ha convertido en una de las más significativas para SAP, que ha girado con el caso de éxito a uno y otro lado del Atlántico, a pesar de que, durante el evento de Barcelona presentase a un ramillete muy amplio de clientes.
A lomos de la transformación digital
Preguntada por la madurez digital del grupo, Braza reconoce que se ha avanzado “muchísimo y en muy poco tiempo” pero que todavía falta para llegar al punto marcado. Por ejemplo, la nube sigue siendo un reto: “Tenemos que migrar porque tiene muchas ventajas, como las capacidades de la inteligencia artificial (IA)”. Algo que citan para su próximo plan estratégico. Y, es que, reconoce que “la digitalización nos ayuda a llegar a más sitios, a tener más negocios y a vender por Internet”.
En cualquier caso, González Byass no va a la cola, ni mucho menos, que cualquier otra empresa de su sector. Y, como experta en tecnología recomienda que, antes de incluir cualquier herramienta, hay que diseñar los objetivos y los cambios que hay que hacer para conseguirlos. “Hay que cambiar los procesos que se han definido de una manera simplemente porque se han hecho así de toda la vida. Primero hay que poner orden en la casa y, luego, ya me iría a buscar unas u otras tecnologías en función de las necesidades”, concluye.
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