Desde el siglo VII a.C, los mapas han ayudado a las personas a entender su entorno y situarse en un territorio. Lejos de estar hechos a lápiz y papel, la versión moderna o tecnológica de los mapas son los sistemas de información geográfica (GIS, por sus siglas en inglés), que permiten superponer todo tipo de datos de otras fuentes e identificar comportamientos y patrones. Para las ciudades, contar con estos sistemas significa organizar, entender y visualizar lo que está pasando en sus territorios y, más importante aún, actuar en base a esos aprendizajes para realizar una mejor gestión urbana para sus habitantes.
Con más de 10 millones de usuarios en todo el mundo y proyectos por un valor de 30 millones de dólares, Esri se sitúa a la vanguardia de los sistemas GIS en los más de 200 países en los que opera. En España trabaja con empresas privadas, como Renfe, Telefónica, Mapfre, Endesa, Iberdrola o Correos; con la administración pública, como los ministerios de Medio Ambiente, Hacienda o Cultura y diversos ayuntamientos, gobiernos locales e instituciones; y con proveedores tecnológicos, como AWS, SAP y Microsoft.
Ángeles Villaescusa, consejera delegada de Esri España, explicó que “la georreferencia es una forma diferente de resolver problemas. Los GIS son un vehículo tecnológico que ayuda a comprender: aporta un marco para capturar la información, visualizarla, definir estrategias y actuar. En esto se basa nuestra tecnología”.
Como adelanto de su Conferencia Esri España 2024, que se realizará los próximos 16 y 17 de octubre en IFEMA, Villaescusa profundizó en diversos casos de éxito que han llevado a cabo con la administración pública y en cómo la implementación de GIS les ha permitido a gobiernos locales adelantarse a situaciones de emergencia, gestionar grandes flujos de turistas, ser más sostenibles o mejorar la distribución de los recursos.
Gobiernos locales confían en el GIS
Valencia ha sido recientemente nombrada Capital Verde Europea 2024. Y ese reconocimiento no ha surgido del aire: es reflejo del enorme trabajo que ha hecho el Ayuntamiento, de la mano de la tecnología, para convertirse en una smart city y hacer de la ciudad un referente de la sostenibilidad urbana.
“En general, el mayor reto para implementar un proyecto tecnológico siempre fue que hubiera datos. Ahora hay datos, pero menos del 65% de los datos de una organización se usan”, explicó Villaescusa. Valencia no quería ser una de esas.
El Ayuntamiento desplegó sensores en toda la ciudad, a tal punto que hoy tiene más de 600.000 activos –como edificios, farolas, papeleras, semáforos, rutas, etc- georreferenciados que le permiten obtener información y monitorizar en tiempo real de todo lo que sucede en su territorio: la calidad del aire, el nivel de ruido, el uso del suelo, el rendimiento energético, la adaptación al cambio climático, la gestión del agua, la gobernanza ambiental, la movilidad urbana y la gestión de los residuos, entre otras cosas.
Junto a Esri, Valencia ha logrado unificar toda esa información en una web para que sea accesible tanto para el ciudadano como para las autoridades, que pueden utilizar estos datos para tomar medidas, aplicar políticas y actuar en base a ellos. Entre otras cosas, el Ayuntamiento ahora puede reforzar su flota de autobuses si hay demasiada demanda, aplicar medidas de descontaminación o de disminución del ruido por zonas, gestionar de forma más eficiente el tráfico, el agua y la energía y adelantarse a situaciones de emergencia como inundaciones o incendios. “Lo que empezó siendo un sistema interno se convierte ahora en una herramienta vertebradora de toda Valencia”, sentenció la consejera delegada de Esri España.
Otro caso que destacó Villaescusa es el de La Palma. Tres años después de la erupción de su volcán en 2021, la población de la isla que se vio obligada a evacuar de sus hogares está comenzando el retorno a sus casas o terrenos, por lo que el Cabildo ha decidido sensorizar el territorio para determinar el grado de CO2 por zonas. El sistema está conectado con los sistemas de emergencia en caso de que haya que alertar o evacuar a las personas por altos niveles de emisión.
El turismo es un desafío y una disrupción para cualquier ciudad costera, y Denia no es la excepción. Para ayudar a la ciudad en la gestión del turismo, Esri ha implementado un gemelo digital de Denia, combinando los datos que tiene el Ayuntamiento con información general proporcionada por Segittur a través de su red de Destinos Turísticos Inteligentes.
En el pasado, los servicios de las ciudades estaban pensados para los habitantes, ya que las autoridades se basaban en el padrón para definir su estrategia. Gracias a esta nueva información, como el tránsito y la concentración de los turistas, sus huellas de movilidad o sus hábitos de compra, el Ayuntamiento puede gestionar de mejor forma cosas como la recogida de basura, el alumbrado, los recursos hídricos, la seguridad, etc. Este gemelo digital, dijo Villaescusa, “les permite tener un laboratorio de pruebas barato, que les permite innovar de forma mucho más barata y rápida”.
Otros casos
La consejera delegada de Esri España también presentó el caso del Gobierno de Andorra, que ha decidido que todos los datos que recopile respecto a su país (por ejemplo, de comercio, turismo, vivienda o medio ambiente) deben tener la componente geográfica. “Les interesa saber dónde están ocurriendo las cosas en el territorio y poder gestionar mejor los recursos”, sostuvo Villaescusa.
Un último adelanto de la conferencia de Esri es el de FACSA, la empresa castellonense de distribución de agua potable, y su gemelo digital. El proyecto consiste en el mapeo y digitalización de todo el ciclo integral del agua, desde su captura hasta su vertido, integrando las infraestructuras (usando modelos BIM) con la geografía. De esta forma, la compañía puede hacer una gestión más eficiente de su red, detectar fugas o averías, adelantarse a mantenimientos, gestionar su cuadrilla y monitorizar muchos otros procesos de la cadena.
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