Cinco generaciones dedicadas al vino y a la vid están detrás de la historia de Familia Torres, una compañía bodeguera que dio sus primeros pasos en Villafranca del Penedès en 1870, cuando los hermanos Jaime y Miguel Torres Vendrell fundaron la bodega con una vocación cien por cien exportadora.
Desde entonces, cada generación ha sentido el apego y el amor por la tierra, afrontando los retos que el contexto histórico y social le imponían, y ha contribuido al desarrollo de la bodega familiar, aunando innovación y respeto por la tradición.
En la actualidad, la compañía, liderada por Miguel y Mireia Torres, representantes de la quinta generación, es la bodega con mayor extensión de viñedos de su propiedad en la Denominación de Origen Penedés, aunque cuenta con viñedos en otras denominaciones como Toro, Jumilla, Rioja, Ribera del Duero, Rueda o Rías Baixas, entre otras. Fuera de nuestras fronteras, la marca cuenta con la bodega Miguel Torres Chile, y en California, Estados Unidos, Marimar Torres fundó en 1986 Marimar Estate.
Apuesta por la innovación
Uno de los pilares en los que se fundamenta la marca es la innovación e investigación, bajo el constante desafío que para la viticultura supone la emergencia climática. Así, la compañía presume de ser “pionera en la adopción de la viticultura regenerativa para llevar la lucha contra el cambio climático un paso más allá, maximizando el potencial de los viñedos como sumideros de carbono con un modelo vitícola que no solo permite capturar mayor cantidad de CO2 atmosférico, sino que ayuda a recuperar la fertilidad natural de los suelos, reduce la erosión y fomenta la biodiversidad”. El objetivo es convertirse en una bodega de emisiones cero antes del 2040.
Para conseguir este y otros retos, la compañía lleva desde hace años apoyándose en un proceso de transformación digital. “Familia Torres siempre ha perseguido estar a la vanguardia de la innovación en nuestro sector, siendo consciente de que la transformación digital no es un destino, sino un viaje continuo. Nuestra visión se basa en celebrar la vida, cuidar la tierra y transmitir nuestro legado, y para ello abrazamos la transformación digital como una estrategia esencial para enriquecer cada aspecto de nuestra operación, asegurando que cada botella no solo sea un símbolo de tradición, sino también un testimonio de innovación y sostenibilidad en el corazón de nuestro negocio”, explica Xavier Roig, director de Organización y Sistemas de Información. Así, más allá de la eficiencia de los procesos de la cadena de valor, “nos encontramos muy centrados en entender y llegar más al consumidor, en adaptarnos y combatir la crisis climática y en innovar en el ámbito de productos, procesos o modelos basados en IA”.
En este largo viaje, el mayor reto de la marca es el constante aumento de la complejidad (en cuanto a procesos, portfolio y mercados) en un sector fuertemente atomizado ante un consumidor con muchas opciones y muy regulado con constantes nuevas demandas en materia de reporting y cumplimiento normativo. “El estar presentes en muchos mercados, la personalización cada vez mayor y la adaptación a las tendencias de cada uno de ellos. Todo esto nos reta en el uso de tecnologías para gestionar dicha complejidad”, comenta Roig. Y, por supuesto, “un gran desafío es anticipar y adaptarnos constantemente al impacto del cambio climático mediante modelos de predictibilidad, tanto en cosechas futuras como tendencias de consumidor, mediante herramientas analíticas y de forecasting del tipo “What-If” o de escenarios hipotéticos”.
Como a la mayoría de las compañías, la pandemia, hace ya casi cuatro años, supuso un punto de inflexión en la digitalización. Según Roig, sirvió como “catalizador en la aceleración de parte de nuestra transformación digital, especialmente en cuanto a agilidad y resiliencia con colaboración remota y continuidad de negocio puesta a prueba más que nunca. Ahora, estamos más conectados que nunca y disfrutamos de una mayor flexibilidad”. Pero, continua el director Organización y Sistemas de información, “también hemos intensificado la digitalización de nuestras interacciones con clientes directos (HORECA) y consumidores finales mediante plataformas de eCommerce, clubs premium en entorno de marketing digital y algún componente CRM, ofreciendo un servicio más self-service y centrándonos en cuidar la relación y no tanto la transacción puramente comercial, capturando en todo momento datos que nos permitan comprender mejor nuestro consumidor”.
Hacia una completa digitalización
Si visualizamos la cadena de valor de la compañía, desde el cultivo de la uva hasta la entrega del vino al consumidor final, la integración tecnológica se puede resumir en tres grandes bloques. Por un lado, los procesos verticales vitivinícolas. En esta primera pata, según Roig, “ante la ausencia total de soluciones completas en el mercado, hemos desarrollado internamente durante años nuestro propio ERP de bodega, que denominamos iVid, digitalizando los procesos desde la gestión de fincas, contratos de compra y facturación uva, vendimia, producción y crianza, calidad/laboratorio y módulo legal/compliance. Todo ello garantizando una trazabilidad total bajo una arquitectura única sin tener que saltar entre múltiples aplicaciones de nicho”.
En segundo lugar, está el resto de los procesos transaccionales. Estos son todos los procesos de la cadena de valor, desde el embotellado hasta la comercialización final de los productos, que son gestionados mediante el ERP de SAP, “siendo la ‘columna vertebral’ digital de la organización”, explica Roig. Además del ERP, cuentan con otras soluciones cloud de SAP, como SAP SuccessFactor para todo el ciclo de vida del Human Capital Managment. La organización complementa estos procesos mediante algunos módulos CRM concretos y específicos de automatización de la fuerza de ventas, marketing digital y canales B2C y B2B de la mano de SAP, SalesForce y UVE Solutions.
Por último, la planificación estratégica, forecasting y consolidación societaria son gestionados mediante las soluciones de SAP (SAP Analytics Cloud, SAP Business Planning & Consolidation) y reporting/dashboards con Qlik.
En la actualidad, la compañía tiene varios proyectos de digitalización puestos en marcha. Uno de ellos consiste en una nueva metodología de planificación, presupuesto y forecasting corporativo, pasando de un enfoque de planificación Bottom-Up (consolidación de datos que ascienden en la jerarquía organizativa desde un nivel más bajo de la organización) a un nuevo enfoque más ágil, pero sin pérdida de precisión tipo Top-Down (la dirección establece objetivos estratégicos para ser desglosados en unidades de negocio, mercados, departamentos, etc.). Este proyecto, según Roig, “se centra en el liderazgo del área de Business Controlling, en cooperación con todas las áreas involucradas en los diferentes bloques presupuestarios (ventas, producción, overheads, etc.)”.
Otro gran proyecto es la modernización del actual ERP SAP de la compañía, implantado en 2006, pasando a adoptar tanto la nueva versión SAP S/4HANA como el paso definitivo al cloud gestionado SAP RISE basado en el “hiperscaler” Microsoft Azure. “Nuestro objetivo no es simplemente abordar una migración técnica al uso, sino llevar a cabo una estandarización selectiva de varios procesos que hasta ahora han sido desarrollados fuera del estándar con un coste operativo y de adaptación relevantes”, explica Roig. Este segundo proyecto afecta prácticamente a todos los departamentos, destacando especialmente finanzas, cadena de suministro y comercial como los más intensos.
Familia Torres.
Inteligencia artificial para producción agraria
Desde hace unos años, Familia Torres participa en el proyecto AgrarIA, formado por un consorcio de 24 empresas y centros de investigación liderado por GMV, en el marco de la Agenda España Digital 2025 y la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial. El objetivo es investigar la aplicabilidad y viabilidad de la inteligencia artificial y de otras tecnologías relacionadas con la Industria 4.0, en soluciones reales para definir nuevos métodos de producción agraria que permitan transformar el sector agroalimentario español, para que sea más tecnológico, innovador, sostenible y comprometido con la eficiencia energética y la disminución de la huella de carbono.
Según Roig, la participación de Familia Torres en el proyecto “consiste en realizar ensayos en el viñedo para estudiar la aplicación de IA en la predicción de la vendimia en base a imágenes satélite e información agroclimática. La idea es que la IA nos ayude a predecir la cantidad de uva de viñedos propios y de proveedores que entramos en bodega, mediante un algoritmo adaptado a nuestras prácticas de trabajo y que nos permita optimizar el control de las producciones, además de hacer seguimiento de previsiones de producciones de terceros con el objetivo de gestionar la posterior compra de uva”.
A nivel transversal, la compañía ya ha desarrollado internamente y de forma segura una primera versión de TorresGPT, un chatbot basado a Azure Open IA, y, según Roig, “mediante workshops de formación tenemos alrededor de unos 300 usuarios que a diario interactúan y obtienen ahorros de tiempo gracias a este servicio”. Al mismo tiempo, “estamos ya desarrollando la V2 de este servicio para conectar datos de nuestro ERP o datos ‘macro’ del sector para proyectar iniciativas concretas en áreas de marketing, supply chain y finanzas”.
Retos de futuro
De cara al futuro, la compañía está redefiniendo un nuevo plan estratégico digital que, al margen de los retos en la modernización y adopción de mejoras incrementales en el área del ERP, Intranets/workplace digital o analítica, tiene mucho foco alrededor del cliente, su cuidado, relación y conocimiento de este. Un plan que no va a estar ausente de retos. Estos, según el responsable de sistemas, son muy similares a otros entornos empresariales, “como la dificultad de proyectar planes estratégicos a largo plazo en un entorno geopolítico tan cambiante que fuerza más a una estrategia adaptativa y ágil (no siempre fácil en nuestro caso, ya que el vino requiere su tiempo de madurez y evolución)”. Otro desafío sería “la resiliencia, operativa y reputación de marca ante el escenario de cibercrimen, pasando por la retención del talento (especialmente de perfiles digitales) en un mercado desafiante”. Pero sin duda, “el gran reto mayúsculo es la sostenibilidad y el cambio climático, su afectación a los patrones del cultivo de la uva y producción de vino. Por eso llevamos ya muchos años adaptándonos y haciendo todo lo posible para reducir nuestra huella de carbono”.
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