El rol de CAIO reclama su posición frente al de CIO

Resulta complicado trazar en el tiempo cuándo se empezó a hablar de la figura de Chief Artificial Intelligence Officer o CAIO, quien está al frente de las iniciativas de inteligencia artificial (IA) en las organizaciones. Ya en 2016 Andrew Ng, uno de los investigadores más conocidos en el campo de la IA, escribía sobre los beneficios de integrar este rol en las empresas y de las características que debía tener. El incremento en el uso de herramientas inteligentes en los últimos años y, especialmente, el desembarco de la IA generativa que supuso la irrupción de ChatGPT en 2022, han traído al foco este perfil.  

Una comprobación en la herramienta de tendencias de Google lo apoya: cuando se pregunta por el interés de términos como “CAIO Chief AI Officer”, “Chief Artificial Intelligence Officer” o “Chief AI Officer”, se observa un nivel de búsqueda al alza desde 2017 que experimenta un impulso considerable a partir de diciembre de 2022.  

Con la IA generativa de por medio y con modalidades como el machine learning integrándose a pasos agigantados, era cuestión de tiempo que se extendiese un cargo responsable de su despliegue y su gobernanza. En una encuesta de septiembre de 2023, un 53% de CIOs confesaba que sus organizaciones tenían planes de desarrollar el puesto de responsable de la IA. De este porcentaje, casi la mitad contaba con que este cargo se integrase en la junta directiva. Otro estudio de Foundry de noviembre de ese mismo año cifraba en un 11% de empresas de tamaño mediano a grande las que ya contaban con profesionales en esta posición y un 21% estaba buscando quien la cubriese. Más señales: en 2024, la Casa Blanca publica el mandato que obliga a prácticamente todas las agencias gubernamentales a designar a su CAIO.  

Trayendo esta figura a España, se observa que su despliegue no es mayoritario. Según explica Iñigo Fernández, Senior Executive Director de Technology by PageGroup España, aún no es un perfil que se les demande. “Todavía es muy pronto”, señala. Al menos en el país, “no es un puesto que tengan muchísimas compañías hoy”. Sí que proyecta un incremento a futuro, equiparándolo con el caso del rol de CDO o Chief Data Officer, actualmente de obligada presencia en grandes empresas pero que hace cinco años no tenía apenas presencia.  

CAIO en primera persona 

Pese a que aún sea pronto para ese despliegue masivo, en España hay ya unas cuantas empresas que cuentan con este tipo de profesionales entre sus cargos. Es el caso de Sanofi, biofarma que tiene en la IA uno de sus puntales estratégicos. Jordi Escayola es su Global Head of Advanced Analytics, Artificial Intelligence and Data Science. “Considero muy importante esta figura y, por las lecciones aprendidas los últimos años, creo que ganará relevancia”, sintetiza. “En un entorno corporativo, centralizar, ordenar y gobernar las necesidades de inteligencia artificial, así como la forma de abordarlas, es clave. De esta forma, toda la organización se puede aprovechar de la óptima adopción de la IA así como potenciar el alcance de los casos de uso”.  

Para Justo Hidalgo, director de Inteligencia Artificial en la patronal del sector Adigital, una de las aportaciones de este puesto es que “permite que la inteligencia artificial deje de percibirse como una herramienta tecnológica. No lo es, y ha de plantearse como un pilar estratégico alineado con los objetivos de negocio”. “Ya no basta con definir unos casos de uso o una estrategia de IA, ahora su éxito depende de una implementación efectiva”, añade Jacobo Garnacho, Artificial Intelligence and Data Manager de IBM para España, Portugal, Grecia e Israel. “Por eso, uno de los principales valores que aporta el CAIO es la supervisión del desarrollo, la estrategia y la implementación de tecnologías de IA”.  

Para esto, las funciones del puesto incluyen desde una parte de gobernanza y cumplimiento normativo a integración de la IA en la cultura corporativa, así como en su proyección externa, según coinciden Garnacho e Hidalgo. Completa el de Adigital: “El objetivo último de un CAIO es que la IA permee en los ámbitos más relevantes de su organización y de la industria en la que opera. Y sin generar silos organizativos. Para ello, el CAIO deberá fomentar una cultura de colaboración entre departamentos”, resume.  

Coincide Sonia Casado, Chief Transformation & AI Officer de Dentsu, en esta diferenciación entre tecnología e IA al abordar la definición del puesto, que es a su vez una de las claves para diferenciar el rol de CAIO del de CIO u otros que pueden considerarse similares, como CTO o CDO. “Una cosa es garantizar la calidad y el gobierno del dato. Otra es sobre los datos que tiene la compañía, o que genera, aplicar algoritmos: eso es el ámbito de inteligencia artificial, siempre que hablamos de algoritmos inteligentes. Y luego está la tecnología”, clarifica.  

El puesto de CAIO como tal “está todavía en un proceso de ubicación”, incide Fernández, con sus funciones muchas veces asumidas por cargos de responsabilidad media-alta relacionados con la IA, que habitualmente dependen del de CDO y este, a su vez, del de CIO. “Estas posiciones que se están creando son muy estilo business partner”, apunta, que trabaja para la organización, para hacer entender este tipo de productos, qué necesidades tienen y llevarlas a cabo”. “Para mí, el CIO no tiene un componente tan de business case, de impacto en la cuenta de resultados”, profundiza Casado. “El rol de inteligencia artificial está muy pegado a generar eficiencias de forma continua”, además de implicar “adopción continua”. “Es fundamental que haya esa adopción y eso implica estar muy cerca de la gente”. 

La relación entre CIO y CAIO 

En el mundo en continua evolución que son las nuevas tecnologías, la redefinición de roles y la apertura de nuevas posiciones es una constante: si en algunas empresas, el uso de IA no se ha desarrollado al punto de necesitar alguien específico, en otras es parte vital del negocio. De ahí parte de la dificultad de encajar el rol de CAIO u otros cargos semejantes. “Cada estructura organizativa es diferente y no me atrevo a valorar cuál es mejor, ya que depende del sector, el mercado y la complejidad empresarial”, apunta Escayola, que reconoce pese a estas variables la necesidad de perfiles especializados a distintos niveles en casos de despliegue de IA avanzada. “Incluir en la estructura corporativa a un director de IA es clave y creo que en los próximos años estos roles irán escalando posiciones en los organigramas empresariales”.  

“Aunque en empresas más pequeñas algunas de sus funciones pueden ser asumidas por el CIO, el alcance de la IA hoy va más allá de la gestión tecnológica tradicional”, comparte Hidalgo. Coincide Garnacho al afirmar que, en entornos menos maduros de desarrollo de IA, el CIO pueda asumir funciones de CAIO. “Pero a medida que crecen la complejidad y el alcance de la IA, la especialización del CAIO marca la diferencia”. Esto es así porque “aunque el CIO juega un papel fundamental en la infraestructura tecnológica y la gestión de datos, la IA y sus retos requieren un liderazgo específico. A nuestro modo de ver, el CIO sienta las bases tecnológicas, pero es el CAIO quien impulsa la visión”.  

En ese reparto de funciones en ciernes, otros cargos pueden verse impactados por el surgimiento de la figura de responsable de IA. “Dado que es un rol emergente, sus responsabilidades aún no están completamente definidas”, añade Garnacho. “En muchas empresas, se solapan con funciones del CIO, el CDO, el CTO e incluso el CISO”. “Yo no soy CTO”, ejemplifica Casado; “yo uso la tecnología para identificar en qué entornos o arquitecturas necesito que corra la inteligencia artificial para que sea eficiente, escalable, etc”. Pero su cargo depende de su conocimiento profundo de los distintos tipos de algoritmo, no de la tecnología en la que se emplee. “Eso es el core de una responsable de inteligencia artificial”.  

También Hidalgo establece estas diferencias: “El CAIO lidera la visión estratégica y ética de la IA; el CIO proporciona la infraestructura; el CDO los datos; y el CTO la integración tecnológica en productos. Esto es algo fácil de resumir y muy complejo de alinear en cada empresa”, sintetiza.