El Banco Central Europeo (BCE) ha sentado las bases de la que podría ser la moneda del futuro en la región: el euro digital. Desde el pasado mes de noviembre la máxima autoridad monetaria europea aspira a desarrollar un modelo de gemelo digital de los billetes y monedas en curso dando respuesta al auge de los pagos digitales. El objetivo, según han detallado desde Bruselas, no es otro que garantizar que el sistema monetario siga siendo seguro al crear una moneda pública independiente de los bancos privados en un contexto en el que el efectivo ha perdido fuerza.
Así, según se desprende del informe emitido por las autoridades acerca de los progresos en materia del euro digital, aún queda recorrido para que la moneda que más reticencias y dudas ha suscitado sea una realidad. Y es que antes de que el proyecto que arrancó tres años atrás vea finalmente la luz, el BCE ha de sortear diversos obstáculos. Los principales desafíos a superar para la autoridad europea que deberá decidir a finales de 2025 si pasa a la siguiente fase radican en lograr un pago físico sin conexión, la anonimización y una facilidad de uso que garantice la máxima adopción entre los usuarios. A juzgar por el informe, la tarea no está siendo sencilla de abordar.
Un euro digital sin conexión
El verdadero talón de Aquiles del euro digital. El Eurosistema está desarrollando una funcionalidad offline que permitiría a los usuarios pagar sin conexión a Internet después de prefinanciar su cuenta de euro digital a través de Internet o de un cajero automático. Los pagos tendrían lugar directamente entre los dispositivos fuera de línea -por ejemplo, teléfonos móviles o tarjetas de pago- pertenecientes a los usuarios implicados en la transacción, sin tener que depender de terceros. En este sentido el BCE ha estado investigando las herramientas técnicas ya disponibles en el mercado que podrían permitir la liquidación de operaciones digitales en euros fuera de línea directamente en los dispositivos de los usuarios finales.
De igual forma ha evaluado otros aspectos esenciales de los pagos digitales offline, con el fin de que sean “fluidos, seguros y fáciles de utilizar”. En concreto, el trabajo técnico del BCE se ha centrado, en particular, en las consideraciones relativas a la entrega y a la forma de financiar y desfinanciar los monederos digitales en euros fuera de línea, incluida la forma de realizar comprobaciones contra el blanqueo de capitales y la falsificación. Para los pagos fuera de línea, los usuarios podrían utilizar sus dispositivos móviles, mientras que el Eurosistema también está investigando el posible uso de tarjetas inteligentes alimentadas por baterías o de tarjetas inteligentes no alimentadas que utilicen un dispositivo puentepara comunicarse.
La implantación efectiva de un euro digital fuera de línea en los dispositivos móviles dependerá, en última instancia, de los requisitos establecidos para los fabricantes de equipos y los proveedores de servicios de comunicaciones electrónicas en el Reglamento sobre el euro digital.
Privacidad
Tal y como han avanzado, el diseño del euro digital incluye una funcionalidad offline que ofrecería a los usuarios un nivel de privacidad “similar” al del efectivo para los pagos en comercios físicos y entre particulares. Al pagar fuera de línea, los datos personales de la transacción sólo serían conocidos por el ordenante y el beneficiario y no se compartirían con los proveedores de servicios de pago, el Eurosistema o cualquier proveedor de servicios auxiliares.
En los últimos meses, el BCE ha acordado las características técnicas necesarias para garantizar que las operaciones digitales en línea ofrezcan un nivel de privacidad aún mayor que las actuales soluciones de pago digital, sin dejar de asegurar una sólida protección del usuario final frente al fraude. El Eurosistema utilizaría medidas de última generación, como la seudonimización, el hashing y el cifrado de datos, para garantizar que no pueda vincular directamente las transacciones digitales en euros a usuarios concretos.
De acuerdo con la práctica actual, los proveedores de servicios de pago sólo tendrían acceso a los datos personales necesarios para garantizar el cumplimiento de la legislación de la eurozona, como la normativa contra el blanqueo de capitales. Para utilizar los datos con fines comerciales, los proveedores de servicios de pago necesitarían el consentimiento explícito de los usuarios. Como emisor y proveedor de la infraestructura de pagos de un euro digital, el BCE será supervisado por autoridades independientes de protección de datos que vigilarán su cumplimiento del Reglamento de Protección de Datos de la Unión Europea (RGPD) y del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD).
Borrador del futuro reglamento
El grupo de Desarrollo del Reglamento sobre el euro digital ha concluido una revisión provisional del primer borrador de la normativa, que establece los procedimientos para normalizar los pagos digitales en euros en toda la región. De cara a finales de 2024, se espera que el grupo presente una versión actualizada del reglamento sobre el euro digital que incluya los capítulos pendientes centrados en la identificación y autenticación de los usuarios y en los requisitos relativos a la infraestructura.
Paralelamente, el BCE ha publicado cinco convocatorias de candidaturas destinadas a establecer acuerdos marco con proveedores externos adecuados para el suministro de componentes del euro digital y servicios relacionados. Ahora, el Eurosistema procederá al proceso de selección, invitando a los candidatos mejor clasificados a presentar ofertas. Este proceso, aseguran desde Bruselas, “ayudará a decidir los detalles técnicos finales para el diseño de un euro digital”.
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