Los CIO que quieran prosperar en el futuro deben escapar de un presente poco celebrado.
La tecnología en general ha perdido popularidad. La ciencia ficción ha sido invadida por la distopía y los escenarios apocalípticos. El discurso público a menudo se convierte en una discusión sobre el fin de los tiempos. Todo el mundo parece pensar que el futuro va a ser un asco.
Atrás quedaron los buenos sentimientos generados por las tecnologías de la información que permitieron el trabajo a distancia que mantuvo la comida en la mesa y la economía en marcha durante la pandemia. En muchas mentes, las tecnologías de la información han sido degradadas al hermano pequeño que no puede seguir el ritmo.
Según Mark Andreessen, en algún momento entre 2006 y 2013, los estudiantes de primer año de Harvard se creyeron el mantra de que “la tecnología es mala”. Esto se ha filtrado en la concepción generalizada de las tecnologías de la información.
Para muchos ajenos a la profesión, las TI se asemejan a la cartera de anuncios televisados durante la Super Bowl LIX: “muy poca creatividad”, “no hay mucha narración simple y efectiva”, “no vale la pena el dinero” y “no está dirigida a mí”.
El futuro más brillante de las TI comienza con las partes interesadas
El otro día vi una pegatina para el parachoques que decía: “La cultura de su empresa no son las palabras de su sitio web o los carteles en la pared. Es cómo se siente su gente un domingo por la noche”. El domingo por la noche, ¿piensan las partes interesadas en volver a poner sus manos en sus sistemas?
Los antropólogos y futuristas saben desde hace tiempo que “es más difícil pensar que sentir”. ¿Cómo ‘sienten’ las personas la informática?
En Sedition Hunters: How January 6th Broke the Justice System, de Ryan J. Reilly, nos enteramos de que el lema no oficial del departamento de TI de la Oficina Federal de Investigación era ‘Las ofertas de tecnología de la información (TI) del FBI: la tecnología de ayer, mañana’. No es el mejor respaldo.
Los CIO deben recuperar el corazón y la mente de las partes interesadas, dejar de ser meretricios, es decir, deslumbrar con su trabajo en cuestiones sin importancia real, y empezar a influir positivamente en la experiencia laboral y personal de los clientes y empleados.
A primera vista, uno podría pensar que ganarse el corazón y la mente requiere de una nueva estrategia narrativa. Antes de poder escribir la historia, hay que entender al lector.
Los CIO pueden utilizar un sencillo ejercicio cartesiano colaborativo para poner en marcha una profunda comprensión de las partes interesadas. Empiece dibujando una matriz de cuatro casillas. El eje horizontal representa la urgencia de un elemento. El eje vertical representa la importancia de un elemento. Así, el cuadrante 1 (Alta urgencia, alta importancia) requiere acción. El cuadrante 2 (Alta importancia, baja urgencia) requiere planificación. El cuadrante 3 (Alta urgencia, baja importancia) puede delegarse al personal. El cuadrante 4 (Baja urgencia, baja importancia) puede eliminarse.
Reunir a las partes interesadas clave en la misma sala y posicionar las asignaciones de recursos de TI críticos en la matriz siempre es un ejercicio esclarecedor. Los CIO me dicen que cada día es una lucha de cuchillos para sacar elementos del Cuadrante 1, elementos que realmente no necesitan estar allí.
Los CIO exitosos viven en los Cuadrantes 1 y 2, subcontratan el Cuadrante 3 a su equipo, y evitan que los elementos del Cuadrante 4 consuman recursos valiosos. El éxito no es solo una cuestión de si un CIO puede realizar las tareas que decide asumir, sino también de si decide asumir las tareas correctas.
Definir un problema es la clave para resolverlo. Es bueno empezar por determinar si existe un problema y, si lo hay, determinar su magnitud. Las percepciones pueden variar. Los CIO deben sacar a la luz estas diferencias de percepción y permitir que surja un consenso.
Cambiar el enfoque de la frustración a la anticipación
Vivimos en una época de ira. Los expertos afirman que existe un ‘complejo industrial de agravios’ diseñado para aumentar la infelicidad. En lugar de ‘aceptar la vergüenza’, los CIO deben reconocer que la ira es una señal que debe interpretarse y sobre la que hay que actuar. Los CIO deben ayudar a las partes interesadas a superar la ira por lo que les moleste en el presente y pasar a anticipar lo que quieren que suceda en el futuro.
Como nos dijo el presidente Eisenhower: “La ira no puede ganar. Ni siquiera permite pensar con claridad”.
El reto radica en que la gente está muy segura de lo que no le gusta del statu quo, pero no están tan segura de lo que realmente quiere en el futuro.
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