La inteligencia artificial (IA) ha monopolizado el interés de la industria tecnológica en el último par de años. Y con razón. Las posibilidades son incontables y los beneficios han quedado patentes con los primeros casos de uso empresarial. Sin embargo, es hora de pasar a la siguiente fase y pensar en propuestas que permitan a las organizaciones aportar un valor diferencial y que, a su vez, les otorguen un retorno de la inversión que compense el enorme trabajo que la implantación de la IA requiere.
Éste ha sido el tema principal de la primera jornada del CIO Summit España 2024, que se realizó este miércoles en el Hotel Mandarin Oriental Ritz de Madrid, y que reunió a líderes tecnológicos y de negocio de diversos sectores, públicos y privados.
El pistoletazo de salida de la cita le correspondió a Filipe Henriques, CEO de Gasib, quien profundizó en cómo su separación con Cepsa los dejó en un escenario complicado para vender GLP en España, donde el mercado estaba muy regulado, los márgenes eran pequeños y había un competidor dominante. Para poder competir, la compañía tiró de la innovación. A la introducción de novedades en su comercialización como botellas ligeras o puntos de venta físicos, Gasib puso de su lado la tecnología para ganar ventaja. Así, Henriques explicó que “fuimos los primeros en automatizar los pedidos, algo que nos ha permitido crecer y competir en la Península. Hoy facturamos 300 millones de euros al año”.
“Pero queremos más”, señaló. Gasib ha desarrollado internamente un sistema de comercialización “único en el mundo” a través de chips implantados en las botellas de GLP, así como un sistema de lectura que les permite trazar esas botellas hasta la casa de los clientes y saber qué está haciendo el distribuidor. “A veces nos sorprendemos a nosotros mismos con los resultados que estamos teniendo con estos sistemas. Es un salto cualitativo y cuantitativo”, dijo. Actualmente, la empresa trabaja 100% en la nube de AWS, cuenta con la plataforma de Salesforce para tener una visión 360º del negocio y está trabajando en modelos predictivos de IA para el mantenimiento de sus operaciones.
La segunda ponencia de la jornada estuvo a cargo de Thomas Meyer, director general y vicepresidente de grupo de Investigación de IDC en EMEA, que enfocó su discurso en la inversión y el despliegue de la IA a nivel global. “Tenemos que invertir en tecnología para competir”, apuntó. Las empresas lo saben: el gasto en TI es tres veces mayor que el PIB global de 2024. La IA no es una excepción y su impacto económico alcanzará los 19,8 billones de dólares en 2030. “La IA cambia las reglas del juego”, añadió.
En estos momentos, comentó Meyer, estamos en la fase de experimentación con esta tecnología, pero para 2025 y 2026 se espera que las compañías pasen a la adopción y, posteriormente, a la creación de modelos de negocio basados en la IA. “Para pasar de donde estamos hasta esa segunda y tercera fase, tenemos que considerar tanto la parte tecnológica como la parte de negocio”, señaló el analista, y esto se hace a través de tres pilares: la estrategia de IA, donde se busca una alianza entre tecnología y negocio en la selección de casos de uso; la gobernanza unificada del dato con un enfoque de IA responsable; y la hoja de ruta de la tecnología, donde se busca que sus costos sean estables y predecibles.
Le siguió Alberto Pérez, jefe de Desarrollo de Negocio SASE para el Sur de Europa en HPE Aruba Networking, quien habló sobre la convergencia entre la conectividad y la ciberseguridad en la era de la transformación digital. Dijo que, para lograr una resiliencia del negocio ante el aumento de las amenazas, hay dos trasfondos que hay que tener en cuenta. Uno de ellos es la evolución del edge, “que está empezando a tener un protagonismo que había perdido con la popularización de la nube”, y el compliance en seguridad, para que cubra todo el proceso de transformación digital.
El gasto en edge seguirá creciendo y la IA sólo lo potencia, porque se busca tomar decisiones inmediatas, en tiempo real. “Los hackers están empezando a darle importancia porque es más sensible, los controles de acceso suelen ser más débiles”, reflexionó Pérez. Por eso, la seguridad tiene que contemplar los tres frentes: edge, data center y nube. Aquí es donde entran al juego las soluciones SASE (Secure Access Service Edge), que para Pérez “no vienen a sustituir [a otras soluciones], vienen a transformar”. Para ello, las organizaciones tienen que construir una arquitectura SASE robusta, que sea escalable y flexible; asociarse con un buen proveedor tecnológico, que tenga SLA bien definidas y sea interoperable; e implementar un modelo zero trust.
La pandemia transformó las formas de trabajar e instauró los modelos híbridos, a tal punto de que las organizaciones hoy se tienen que considerar a sí mismas como empresas digitales. Así lo expuso Andrés Mendoza, director Técnico para el Sur de Europa y Latinoamérica en ManageEngine, quien aseguró que los empleados “están demandando esa flexibilidad”. Pero, ¿su organización actualizó sus procesos para servir a cada uno de esos casos de uso?
En este proceso, Mendoza explicó que las compañías deben tener cuatro conceptos en cuenta: una innovación y tecnología más democrática, una colaboración en tiempo real, equipos menos estructurados y más autoorganizados, y pasar de modos manuales a digitales. “Todo lo que contempla TI tiene un rol importante en la ejecución de los procesos del negocio, por lo que los proyectos que realice tienen que estar centrados en las necesidades y el resultado esperado, no sólo por tener la tecnología por la moda”, observó. En este sentido, una verdadera empresa digital debe tener en cuenta tanto a su fuerza de trabajo, su espacio de trabajo y sus cargas de trabajo para diseñar una estrategia digital integral.
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