El rol de CIO está cambiando. Así lo expone el State of the CIO de Foundry, que en su edición de este año para la región de EMEA certificaba como un 90% de participantes se veía como agentes de cambio. Se asumen cada vez más liderazgo en iniciativas de negocio y de tecnología, lo que lleva a un incremento de la relación con otros departamentos, entre ellos recursos humanos, operaciones y finanzas. Para la parte empresarial, las funciones del o la líder de TI tienen, principalmente, un carácter estratégico. En un escenario tan cambiante como el tecnológico, la persona que dirija este departamento debe conocer su sector, pero también saber actualizarse y, por supuesto, cómo organizar y comandar equipos. A todo esto se llega partiendo de una formación indispensable.
La carrera (académica) para los y las CIO
A nivel formativo hay varias claves a seguir, sobre todo entre las grandes compañías. “Lo más normal es que tengan una ingeniería; es lo más habitual, históricamente, porque han ido creciendo desde las estructuras tecnológicas”, explica Iñigo Fernández, Senior Executive Director de Technology by PageGroup España. Esta ingeniería no tiene que ser estrictamente informática, añade, sino que puede ser en otros campos, como telecomunicaciones o industriales; y aunque hay personas que pueden llegar a un puesto de responsable de toda el área tecnológica sin esta titulación, suele necesitarse al menos una licenciatura. Lo resume Estanis Iglesias, profesor del Master en Big data de EAE Business School. “La mayoría de las personas que aspiran a dirigir la parte de TI de una empresa cuentan con una formación técnica, con un título de Grado en áreas como Ciencias de la Computación, Ingeniería Informática o Sistemas”.
“Ha habido un cambio en los últimos años”, profundiza Fernández. “El o la CIO han ido evolucionando de estar muy centrados en la parte técnica a ser parte de la estrategia y del desarrollo de negocio de la compañía”. Esto ha llevado a un incremento de funciones de liderazgo, gestión del cambio, etc., que ha redefinido su rol y, por tanto, la formación necesaria para acceder al puesto. Este cambio hacia un rol más estratégico, que alinee las iniciativas de TI con los objetivos de negocio, hace necesario otro tipo de formación. Para Iglesias, “complementar estos estudios con un máster en Dirección y Gestión de Tecnologías de la Información (TI) o un MBA con enfoque en tecnología también es altamente recomendable”. “Es muy habitual también que las personas que llegan a esos puestos, sobre todo multinacionales, grandes y medianas empresas, que tengan algún tipo de máster o programa de desarrollo directivo para dar un impulso a toda la parte de liderazgo y de gestión de equipos”, completa Fernández. “Es un valorable, no es siempre un imprescindible”, añade: hay otros factores que pueden suplir esta titulación, como la experiencia, el haber trabajado en los departamentos de compañías similares o que ya esté desempeñando las mismas funciones. Esto es: o educación, o capacitación que justifique ese rol de agentes de cambio.
Complementar la formación en un entorno cambiante
Contar con estos estudios de base es importante, pero no es la única formación con la que debe contar la persona responsable de la TI. Si mantener un buen nivel de actualización profesional es importante en cualquier disciplina, en un entorno como el tecnológico, en el que la innovación se mueve a un ritmo acelerado, aún más. Para Fernández, “hoy, en el mercado español, casi toda la gente que está en puestos de CIO está bastante actualizada”; cuando se trata de posiciones en las que se lidera la estrategia de transformación digital de una empresa, “se presupone esa curiosidad por ese conocimiento continuo”.
La formación complementaria necesaria no es obligatoria, pero sí puede completar un perfil al punto de hacerlo más adecuado para cubrir un rol de liderazgo. En términos técnicos, Estanis Iglesias considera “muy interesante” que se certifiquen “áreas específicas como gestión de proyectos (PMP), ITIL para gestión de servicios de TI y certificaciones de ciberseguridad como CISSP o CISM. Estas acreditaciones demuestran competencias prácticas y especializadas, además de ser formaciones que acreditan unas buenas prácticas en la gestión de servicios de tecnologías de información, así como en su desarrollo y las operaciones relacionadas con esta temática”. Iglesias apunta a otro de los temas clave. “En los últimos años, se ha registrado una creciente demanda de profesionales del sector con experiencia en ciberseguridad. Esta tendencia es coherente con la creciente inversión de las empresas en la protección de la información y la gestión de riesgos”. Según el informe de Foundry, la ciberseguridad es uno de los temas que consume más tiempo de trabajo a los y las CIO, así como la principal razón por la que se incrementaron los presupuestos de TI para 2024; contar con formación en este aspecto puede resultar diferencial. “A medida que las amenazas evolucionan, las organizaciones buscan especialistas capacitados para proteger sus datos y garantizar la continuidad de sus operaciones, reflejando la importancia crítica de la seguridad informática en el entorno empresarial actual”, completa.
Un algo más que también se aprende
Para Randstad, la figura responsable de la TI de una empresa debe de contar con características profesionales como visión a largo plazo y dotes de liderazgo, adaptación y talento innovador. Son las llamadas soft skills y no tienen por qué ser nativas sino que, con las herramientas adecuadas, se pueden aprender. “Esas habilidades blandas son muy importantes”, corrobora Martínez. “Hay maneras de trabajarlas. Por un lado, están algunos programas de estudios que ayudan a desarrollarlas. Luego, cada vez hay más libros concretos para poder trabajar una habilidad. Por último, cuando alguien tiene mucha dificultad en desarrollarla, también está el coaching, que en un momento determinado puede ayudar”.
Iglesias coincide con esta visión. “A un/a CIO se le pide tener habilidades de liderazgo, comunicación efectiva, pensamiento estratégico, capacidad para resolver problemas y adaptabilidad al cambio. También es fundamental la habilidad para trabajar en equipo y gestionar conflictos de manera asertiva y constructiva”. Para el profesor de EAE, se puede llegar a desarrollar estas características “a través de la experiencia laboral, programas de desarrollo de liderazgo y mentoría. La formación académica contribuye positivamente proporcionando una base teórica sólida y oportunidades para desarrollar habilidades de pensamiento crítico y trabajo en equipo a través de proyectos colaborativos y casos prácticos”. Un perfil completo para un puesto desafiante: no es de extrañar que, desde la Escuela de Estudios Continuos de la Universidad de Georgetown, estimen en 15 años el tiempo medio necesario para llegar a una posición de este tipo.
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